INTRODUCCIÓN
Los colorantes naturales son compuestos o mezclas químicas de origen animal, vegetal y mineral, tradicionalmente extraídos con herramientas y técnicas artesanales, cuyos secretos posiblemente han sido guardados con celo en las diferentes culturas.
en el siglo XVI, se publico el libro Selección de técnicas del arte de los tintoreros que enseña a teñir tejidos de algodón y seda del veneciano Gianventura Rosetti, en 1548. En este libro Rosetti se refieren a los tres colores primarios: rojo, azul y amarillo, además del negro. El autor menciona que el azul se obtenía del índigo de glasto, el rojo con quermés; el amarillo con gualda, azafrán y cúrcuma. También alude al tinte marrón y violeta que se extraía del liquen y el negro de las agallas de nogal.
Actualmente, solo se mantienen las plantaciones de unas cuantas especies como el azafrán, el achiote y la cúrcuma, empleadas para colorear alimentos; el resto de las plantas utilizadas para la extracción artesanal son prácticamente silvestres.
El auge de los tintes sintéticos se debe a su bajo costo, facilidad de producción industrial y resistencia a la luz. No obstante, los tintes naturales siguen siendo más amigables con el ambiente y presentan un potencial redescubierto en las últimas décadas, a medida que se adquiere conciencia sobre la importancia de preservar los entornos biológico y, cultural, y en un contexto estético, se convierten en una fuente de nuevos materiales, tanto para el artesano como para el artista gráfico.
MATERIALES Y MÉTODOS
Consideramos plantas tintóreas a todas aquellas especies que tienen concentraciones de colorante en diferentes órganos como las raíces, los tallos, las hojas, las flores y las semillas.
Si se quiere teñir con sustancias vegetales, se deben conocer las especies de plantas disponibles en el país. Un buen libro de Botánica puede ser muy útil, ya que ofrece datos e información gráfica con ilustraciones y fotografías. Los jardines botánicos constituyen una segunda fuente de conocimiento sobre estas plantas.
El arte de teñir está ligado al ciclo de vida de la planta; se debe escoger la mejor época del año para recolectarla. La abundancia de una planta es importante, ya que se necesita una buena cantidad de material para el teñido. También debemos estar seguros de que la planta encontrada es la ideal para obtener el color que necesitamos en nuestro trabajo y no olvidar que los colorantes vegetales son inestables; dos cantidades iguales de la misma planta recogidas en distintos momentos pueden darnos resultados diferentes.
Podemos utilizar plantas frescas o secas para el baño de tinción. Si se va a usar una planta desecada debe dejarse por lo menos una noche en agua antes de realizar el teñido.
Es difícil precisar la cantidad de material que se necesita en cada proceso de teñido. Si seguimos una receta, esta nos indicará las partes de la planta que debemos recolectar y la cantidad necesaria. Durante el proceso es importante llevar un registro detallado de nuestra experiencia para poder repetirla en el futuro. Así podemos ir descubriendo nuestros propios tintes, a partir de los productos vegetales que tenemos alrededor.
Gran parte de las plantas que nos rodean tienen tinte; se recomienda escoger aquellas que nos den tonos más intensos y duraderos, para crear nuestras propias gamas de color.
También es conveniente probar la resistencia a la luz del colorante, así nos garantizamos la calidad de nuestro trabajo, y debemos tener en cuenta que los resultados de los colorantes varían unas veces porque las plantas han crecido en biotipos diferentes o en condiciones climáticas completamente distintas y otras por procesos de tinción e incluso sorprendentemente por la hora del día.
FORMULACIÓN Y PRUEBA DE TINTES PARA TEÑIR PAPEL
Para concretar el trabajo se efectuaron los siguientes pasos:
1- Seleccionamos una sola pulpa para experimentar con los distintos tintes: la pulpa de algodón de trapo.
2- Revisamos libros sobre tintes naturales, con el objetivo de encontrar las recetas que fueran apropiadas para teñir algodón e indagar que los productos naturales necesarios para la elaboración del tinte se consiguieran fácilmente en el país.
3- Iniciamos con la preparación de suficiente cantidad de pulpa papelera de algodón, para poder aplicar el mayor número de tintes posible. La pulpa de algodón se obtiene de algodón postconsumo, proveniente de camisetas usadas o de sobrantes de fábrica. Para procesarlo, se corta el trapo en pedazos de dos centímetros y, cuando se tiene la cantidad aproximada de un kilo, se cocina en un olla enlozada con carbonato de sodio al 10% por espacio de un hora, luego se lava bien para eliminar el producto químico y se muele en el llamado “molino holandés” durante una hora. Así se obtiene la pulpa papelera de algodón.
Los colorantes naturales son compuestos o mezclas químicas de origen animal, vegetal y mineral, tradicionalmente extraídos con herramientas y técnicas artesanales, cuyos secretos posiblemente han sido guardados con celo en las diferentes culturas.
en el siglo XVI, se publico el libro Selección de técnicas del arte de los tintoreros que enseña a teñir tejidos de algodón y seda del veneciano Gianventura Rosetti, en 1548. En este libro Rosetti se refieren a los tres colores primarios: rojo, azul y amarillo, además del negro. El autor menciona que el azul se obtenía del índigo de glasto, el rojo con quermés; el amarillo con gualda, azafrán y cúrcuma. También alude al tinte marrón y violeta que se extraía del liquen y el negro de las agallas de nogal.
Actualmente, solo se mantienen las plantaciones de unas cuantas especies como el azafrán, el achiote y la cúrcuma, empleadas para colorear alimentos; el resto de las plantas utilizadas para la extracción artesanal son prácticamente silvestres.
El auge de los tintes sintéticos se debe a su bajo costo, facilidad de producción industrial y resistencia a la luz. No obstante, los tintes naturales siguen siendo más amigables con el ambiente y presentan un potencial redescubierto en las últimas décadas, a medida que se adquiere conciencia sobre la importancia de preservar los entornos biológico y, cultural, y en un contexto estético, se convierten en una fuente de nuevos materiales, tanto para el artesano como para el artista gráfico.
MATERIALES Y MÉTODOS
Consideramos plantas tintóreas a todas aquellas especies que tienen concentraciones de colorante en diferentes órganos como las raíces, los tallos, las hojas, las flores y las semillas.
Si se quiere teñir con sustancias vegetales, se deben conocer las especies de plantas disponibles en el país. Un buen libro de Botánica puede ser muy útil, ya que ofrece datos e información gráfica con ilustraciones y fotografías. Los jardines botánicos constituyen una segunda fuente de conocimiento sobre estas plantas.
El arte de teñir está ligado al ciclo de vida de la planta; se debe escoger la mejor época del año para recolectarla. La abundancia de una planta es importante, ya que se necesita una buena cantidad de material para el teñido. También debemos estar seguros de que la planta encontrada es la ideal para obtener el color que necesitamos en nuestro trabajo y no olvidar que los colorantes vegetales son inestables; dos cantidades iguales de la misma planta recogidas en distintos momentos pueden darnos resultados diferentes.
Podemos utilizar plantas frescas o secas para el baño de tinción. Si se va a usar una planta desecada debe dejarse por lo menos una noche en agua antes de realizar el teñido.
Es difícil precisar la cantidad de material que se necesita en cada proceso de teñido. Si seguimos una receta, esta nos indicará las partes de la planta que debemos recolectar y la cantidad necesaria. Durante el proceso es importante llevar un registro detallado de nuestra experiencia para poder repetirla en el futuro. Así podemos ir descubriendo nuestros propios tintes, a partir de los productos vegetales que tenemos alrededor.
Gran parte de las plantas que nos rodean tienen tinte; se recomienda escoger aquellas que nos den tonos más intensos y duraderos, para crear nuestras propias gamas de color.
También es conveniente probar la resistencia a la luz del colorante, así nos garantizamos la calidad de nuestro trabajo, y debemos tener en cuenta que los resultados de los colorantes varían unas veces porque las plantas han crecido en biotipos diferentes o en condiciones climáticas completamente distintas y otras por procesos de tinción e incluso sorprendentemente por la hora del día.
FORMULACIÓN Y PRUEBA DE TINTES PARA TEÑIR PAPEL
Para concretar el trabajo se efectuaron los siguientes pasos:
1- Seleccionamos una sola pulpa para experimentar con los distintos tintes: la pulpa de algodón de trapo.
2- Revisamos libros sobre tintes naturales, con el objetivo de encontrar las recetas que fueran apropiadas para teñir algodón e indagar que los productos naturales necesarios para la elaboración del tinte se consiguieran fácilmente en el país.
3- Iniciamos con la preparación de suficiente cantidad de pulpa papelera de algodón, para poder aplicar el mayor número de tintes posible. La pulpa de algodón se obtiene de algodón postconsumo, proveniente de camisetas usadas o de sobrantes de fábrica. Para procesarlo, se corta el trapo en pedazos de dos centímetros y, cuando se tiene la cantidad aproximada de un kilo, se cocina en un olla enlozada con carbonato de sodio al 10% por espacio de un hora, luego se lava bien para eliminar el producto químico y se muele en el llamado “molino holandés” durante una hora. Así se obtiene la pulpa papelera de algodón.
4- Trabajamos con gran número de plantas, semillas, raíces, frutos y cortezas.
Entre ellas se encuentran la cáscara de cebolla, las hojas de eucalipto, la raíz de cúrcuma, el azul de mata, el achiote, el helecho, la semilla de aguacate, cortezas de cedro, cocobola y nance, moras, remolacha y rosa de jamaica. Al final de la experiencia se desecharon algunos productos como las moras, la remolacha y el eucalipto, ya que necesitaban mordientes ácidos para fijar su color a la pulpa, aspecto que alteraba el PH, grado de acidez del papel.
5- Cuando logramos una selección de pulpas coloreadas, realizamos una prueba de luz solar para constatar su resistencia. La mayoría de ellas pasó bien la prueba.
PREPARACIÓN DEL TINTE Y SU APLICACIÓN A LA PULPA DE PAPEL
Es importante saber cuál parte de la planta tiene la mayor concentración de colorante, para lograr un concentrado de color más intenso.
Una vez escogida la parte de la planta que vamos a emplear, se pesa para calcular las cantidades de agua y químicos que vamos a poner.
También debemos contar con un equipo básico: una fuente de calor de leña, gas o eléctrica, ollas esmaltadas o de acero inoxidable.
Una vez preparados con el equipo y la cantidad elegida de la planta, se procede a pesarla y agregarle el agua en proporción de un litro por kilogramo de material.
Si la planta estuviera desecada es conveniente ponerla en remojo por lo menos ocho horas antes de su empleo.
Cuando se ha puesto la planta en el agua, se le agrega el mordiente, que debe ser alcalino para no afectar al futuro papel. Luego se inicia la cocción, la cual se extenderá por un lapso de hora y media, aproximadamente.
Transcurrido este tiempo, se retira la olla del fuego, se tapa y se deja en reposo por algunos días. Una vez terminado este proceso es necesario filtrar la solución de tinte para eliminar las partículas sólidas.
En el baño de tinte resultante se incorpora la pulpa que queremos teñir, esta se debe pesar con anterioridad porque la intensidad del color dependerá de la proporción entre la pulpa y el tinte. La mezcla de las dos se pone a hervir por una hora, se deja enfriar y, como último paso, se procede al lavado para eliminar todo el sobrante de tinte que no se ha adherido a la pulpa, lo mismo que las sustancias químicas empleadas como mordientes.
El tono que adquiere la pulpa puede variar según la calidad y la cantidad de la planta, la permanencia en el baño de tinte y el color original que esta tenga. Una vez finalizado el proceso, la pulpa teñida está lista para hacer con ella el papel; este perderá un poco de intensidad de color al secarse.
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